Atardecía. Hoy no llegaría a tiempo a casa, 20 años entrando a la misma hora, oyendo los mismos reproches. Se sentó casi sin darse cuenta en una terraza escondida.Cerró los ojos y descansó unos segundos, el timbre de un mensaje le devolvió a la realidad. “Tienes un poco de tiempo para dedicarme -Número privado-«
Cansado como estaba, su cabeza pensaba despacio, intentó volver a su posición tranquila esperando tomar un trago. Hoy llegaría tarde. Sonó otro mensaje «Habitación 432» de nuevo sin remitente , estaba en los jardines de un hotel .
Respiró hondo varias veces, nervioso, tenso y sin pensarlo, se levantó directo hacia su nuevo destino, 432. El pulso le golpeaba las sienes y sintió como un pequeño mareo, pero se repuso y por fin llamó. Nunca iba a olvidar ese día ni esos números.
Fernando Ellakuría
Deja un comentario