Érase una vez un lugar maravilloso en una gran ciudad del Mediterráneo occidental que tenía cientos de habitaciones, bellos salones, un comedor donde se servían exquisitos manjares de todo el planeta, con piscinas de aguas cálidas, una terraza cerca del cielo y un jardín donde los pájaros cantaban de día y los grillos de noche, los árboles crecían frondosos y las flores perfumaban el aire, todo era del color de la alegría. En las noches de verano las gentes se sentaban en él para hablar y escucharse con placer y degustar exóticas bebidas, una manera de practicar la felicidad. El tiempo aquí transcurre como en un sueño, parece el palacio del reino de Utopía y sin embargo no tiene rey ni súbditos, no tiene ejército, cuida su existencia otro tipo de organización más propia del presente y en este año 2014 se celebra su V aniversario. Está en Barcelona.
Carme Carpentero
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