El primer año de la muerte del ser amado es el más triste y abrupto. En el primer aniversario de la muerte de mi marido yo me pregunto si éste no es solo el principio de una ausencia absorbente, rebelde, dolorosísima, imperdonable y absolutamente consciente. El me dejó sola pero no lo estoy. Mi soledad es de dos, pero la inasibilidad se encarga de que el batacazo sea seguro, desconsiderado y cruel.
Su ternura…, Dios…, desde un «amor mío» hasta un «basta ya», desde un “mecagüenlaleche» hasta un beso mirando el mar, desde rezongar por la mañana en la cama sin poder levantarnos, hasta… Quiero salir adelante como forma suprema de homenaje y en este día y con miras mas altas tengo una «prueba de vida», una señal que me dice que estoy aquí y ahora dispuesta al rescate para la Otra vida plena con él, sin tiempo ni distancia.
Alicia Castaño de Miguel
me parece precioso