Las pruebas no dejan lugar a la duda razonable. El escenario del crimen ha sido acotado y revisado al milímetro. Los laboratorios han analizado las fibras vegetales y las rodadas de neumáticos. Los vecinos han descrito el nerviosismo del acusado. Entre sus pertenencias se ha recogido un ticket de la autopista que registra la hora de su paso. El móvil está claro. No hay coartada posible. Por si fuera poco, el acusado ha hecho una confesión completa de puño y letra.
Por todo ello, el caso se considera cerrado únicamente a la espera de poder encontrar al cadáver o cadáveres de modo que se pueda identificar a la víctima o víctimas.
Javier Izcue
Deja un comentario