En el Jardín Mimosa siempre pasa cosas geniales. Las mariposas revolotean entre las flores esquivando a los niños que intentan cazarlas. Los pájaros nos regalan sus dulces cantos. Los jóvenes, y no tan jóvenes se miran de una mesa a otra intentando entablar una conversación. La señora espera impaciente a que su marido baje de la habitación…
La vida transcurre plácidamente en este jardín como en el escenario de un teatro. La única diferencia es que aquí la obra que se representa cambia a diario y los actores también.
Unos días se brinda por el éxito en un negocio y otros por el futuro éxito en el amor, pero lo cierto es que, cuando todo queda en calma, ya se adivina que al día siguiente se interpretará una obra, mejor si cabe que el día anterior, y que sin duda nos dejará un dulce sabor en la boca.
Mª Mercedes Seijas
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