A María le gustaban las cosas coloridas, con varios niveles de interpretación. Tal vez lo había heredado de su madre, que cocinaba teniendo en cuenta el color. – Le falta un poco de verde, guisantes, guisantes, … se decía a sí misma siempre en voz alta mientras deambulaba por la cocina, cual pintor en su estudio.
Otro día buscaba un punto de remolacha. Otro, lo que faltaba era el naranja y añadía más zanahoria a la purrusalda. Por el color. A María le gustaban las imágenes que no se agotan a primera vista, y ese jardín era perfecto, tenía tantos verdes. Verde mimosa, verde olivo, verde ciprés, verde lavanda, verde romero … , verdes con un poco más de amarillo, de azul, de rojo o de blanco.
María se entretenía leyendo en cada uno de ellos. En frente, Fernando, leía un libro amarillo, de editorial Anagrama.
Isabel de Hungría
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